El peligro acecha en el baño en la tercera edad

El peligro acecha en el baño en la tercera edad

La seguridad en el hogar es un tema que preocupa a los ancianos y sus familias. El cuarto de baño, y la ducha en particular, son algunos de los lugares más peligrosos de la casa.

Las caídas en la tercera edad son muy frecuentes, pero hay maneras de prevenirlas. Los resbalones en la ducha o el baño son una de las principales causas de lesiones.

En este sentido, las bañeras son bastante más peligrosas que los platos de ducha, ya que requieren más esfuerzo para entrar y salir. Por eso, se aconseja sustituirla por una ducha ya que el acceso es más sencillo y cómodo. Además, lo más recomendable es que esté instalado totalmente a nivel del suelo, para evitar que nuestros mayores tropiecen y para facilitar el acceso con silla de ruedas en los casos en los que sea necesario.

Usar alfombrillas antideslizantes evita resbalones, y colocar barras de sujeción en la ducha y en el inodoro prevendrá de posibles caídas, y procurar no usar radios o cualquier otro aparato a menos de 1 m o 1,5m de distancia mientras uno se ducha.

Algunos consejos importantes a tomar en cuenta para evitar accidentes en el baño son:

  • Coloca alfombras o adhesivos antideslizantes en la bañera y en cualquier zona expuesta a la humedad.
  • Mantén los suelos secos, recogiendo inmediatamente el agua y ventilando el cuarto en caso de acumulación de vaho y humedad.
  • Secarse inmediatamente después de ducharte o bañarte, y no andar descalzo y con los pies mojados.
  • Deja la toalla lo más cerca posible de la bañera o ducha, y a la altura conveniente.
La depresión en nuestros adultos mayores

La depresión en nuestros adultos mayores

La depresión es una característica normal del proceso de envejecimiento. Aunque es cierto que muchos ancianos presentan depresión en mayor o menor grado, no debería ser considerado un hecho común.

A pesar de que existen síntomas físicos (problemas con el sueño, el apetito, etc.), así como psicológicos (tristeza, baja autoestima, etc.), el no reconocimiento de la enfermedad provoca que solo a una minoría de personas de esta edad se les presta una atención psicológica adecuada.

Algunos síntomas de la depresión que es importante detectar son:

  • Sentimiento de tristeza, vacío o desánimo de mayor intensidad que la tristeza normal y con manifestación durante la mayor parte del día
  • Estado ansioso y/o de preocupación excesiva
  • Baja confianza en uno mismo, sentimiento de inutilidad y de ser una carga para el resto de las personas de su entorno
  • Pérdida o aumento de apetito
  • Dificultad para conciliar o mantener el sueño, así como despertarse muy temprano o tener sueño excesivo
  • Dificultad para relajarse o desconectar
  • Problemas en la concentración
  • Dificultad para tomar decisiones
  • Pensamiento o ideas suicidas en los casos de depresión grave
  • Irritabilidad, mal humor
  • Falta de deseo de estar con gente, aislamiento
  • Insatisfacción y pérdida de placer por las cosas cotidianas de la vida, poca capacidad para el disfrute
  • Sensación de cansancio, fatiga o poca motivación para realizar cualquier tipo de actividad que antes le motivaba
  • Pensamientos negativos recurrentes
  • Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento (problemas digestivos, dolor de cabeza, etc.)
  • Sentimientos de culpa, pérdida de esperanza

Si la familia o amigos perciben algunos síntomas es importante tratarlos a tiempo, por ello es fundamental la asesoría de profesionales como los que puede encontrar en Casa Israel.

Cuando hablamos con los abuelitos

Cuando hablamos con los abuelitos

Todos cambiamos al envejecer. La forma de comunicarnos también cambia. Para poder establecer una buena comunicación con nuestros adultos mayores debemos tener en cuenta estos consejos.

Es muy importante mantener la comunicación con nuestros seres amados adultos mayores. Para lograrlo es necesario que tomemos en cuenta ciertos detalles:

  • No olvidar los problemas de salud de la persona, los adultos mayores pueden tener problemas de salud que les dificultan hablar y entender.
  • Hablar claramente y articuladamente y establecer contacto visual.
  • Ajustar el volumen apropiadamente.
  • Reducir el ruido que pueda causar distracciones por ejemplo, apagar la radio o la televisión o instalarse en un lugar más silencioso.
  • Iniciar la conversación con temas generales como el estado del tiempo o lo que la persona haya almorzado, temas familiares, etc
  • Evita mensajes importantes al principio de la conversación.
  • Evita cambiar de tema abruptamente.
  • Emplear ayuda visual, si es posible.
  • Realizar oraciones y preguntas cortas.
  • Dar tiempo adicional a la persona para contestar.
  • Dar alternativas y así facilitarles la toma de decisiones por ejemplo, “¿Quieres té o café?” en vez de: “¿Qué quieres tomar?”.

Conversar con nuestros adultos mayores trae muchos beneficios:

  • Favorece la identidad y el sentido de pertenencia.
  • Coopera, informa, forma, orienta y transforma.
  • Estimula, motiva.
  • Mejora la calidad de vida de las personas mayores.
  • Ayuda, apoyo familiar.
  • Disminuye prejuicios y estereotipos en la vejez.
  • Fortalece la participación de los adultos mayores.
  • Interpretación de la vida más activa.
La familia es el pilar del adulto mayor

La familia es el pilar del adulto mayor

Para las personas mayores, y más si hay algún grado de dependencia, es fundamental el hecho de contar con una persona de referencia que sea relevante en su relación afectiva y a la que pueda acudir en caso de necesidad y esta circunstancia vale tanto si están en su casa, en la de un familiar o en una residencia de la tercera edad.

En la inmensa mayoría de las culturas, la familia es el principal agente social, entendiendo a la familia como un conjunto de individuos unidos por un parentesco social y/o de consanguinidad.

La salud física y mental de cada uno de los miembros de una familia se refleja en el bienestar del conjunto y, dependiendo de este estado, se verá fortalecida y unida o debilitada y quebrada ante un mal manejo de cualquier circunstancia inesperada.

La familia de las personas de la tercera edad pueden ayudarlos de muchas maneras; en primer lugar, conociendo sus necesidades, qué piensan, cómo se sienten; pues la sociedad excluye a los adultos mayores y ellos mismos parecen, en la mayoría de los casos, dispuestos a arrinconarse en un lugar de la casa.

Todos deberíamos tomar conciencia de que envejecer es un hecho ineludible, es una situación que nos va a llegar; por lo tanto, debemos colocarnos en su lugar y tratarlos como nos gustaría que lo hagan con nosotros cuando lleguemos a esa etapa de la vida.

Existen algunos beneficios del acompañamiento de los familiares en el cuidado de los adultos mayores, a tomar en consideración:

  1. Ayudan a que se sientan queridos e importantes para otros.
  2. Pueden sembrar en ellos la idea de que todavía es posible tener anhelos, deseos; y si ya los tienen, reforzarlos.
  3. Facilitan que reconozcan en ellos sus fortalezas y habilidades, mediante alguna nueva actividad que sea de su interés que los mantenga física y mentalmente activos. Esto los ayudará a sentirse útiles.
  4. Logran hacerles saber aquello que admiran en ellos y lo que han aprendido de ellos, tanto de las mejores épocas y de las no tan buenas.
  5. Les ayudan a traer a la memoria recuerdos agradables.
  6. Contribuyen en el proceso de diagnóstico y terapéutico para los profesionales de la salud.
10 Consejos útiles cuando se atiende a un adulto mayor con demencia y te ayudara a entenderlos mejor

10 Consejos útiles cuando se atiende a un adulto mayor con demencia y te ayudara a entenderlos mejor

Consejos útiles cuando se atiende a un adulto mayor con demencia

  1. Unirse a un grupo de apoyo. Esto es vital para un ser querido que esté tratando al paciente. Incluso hay grupos de apoyo en línea que son útiles para el cuidador.
  2. Involucrar al paciente en diversas actividades a modo de estimular lo social, mental y físico.
  3. Estar involucrado con el paciente cuando él o ella realiza las tareas diarias ya que esto ayuda a mantener la autoestima.
  4. Trata de seguir una rutina diaria estructurada. Los pacientes con demencia tienen dificultades para hacer frente a los cambios, ya que crean confusión. Tener una rutina disminuye el desafío del paciente.
  5. Apreciar y complementar las capacidades que  la persona todavía tiene. Mantenga sus expectativas de lo que el paciente realmente puede hacer. Si las expectativas están alineadas, se puede esperar menos frustración para ambos.
  6. La demencia puede provocar comportamientos no deseados. No lo tome como algo personal, ya que esto es la enfermedad hablando, no su ser querido. Si un anciano dice cosas inapropiadas, lo mejor es redirigir la conversación. No lo regañe.
  7. Confusión, ansiedad, pérdida de autoestima, irritabilidad y depresión son comunes. Tenga en mente que los pacientes con demencia tienen buenos y malos días. Apreciar los buenos días y aceptar los días malos.
  8. Abstenerse de debatir sobre la respuesta correcta. Los pacientes con demencia se confunden fácilmente. La percepción del tiempo y la realidad para alguien con demencia es diferente.
  9. Cuando se sienta frustrado, trate de no culpar al paciente por sus sentimientos. Los pacientes con demencia no pueden cambiar su comportamiento. Es recomendable hablar con un algún amigo, apoyarse en los demás  y tratar de no enojarse con su ser querido.
  10. Tener las discusiones duras temprano. Aproveche la oportunidad cuando su ser querido se diagnosticó por primera vez para discutir sus deseos de cuidados a largo plazo y hacer esos planes juntos. La realidad va a ser devastadora en un primer momento, pero será un consuelo para quien sea el cuidador el saber que se están siguiendo los deseos del paciente a medida que la enfermedad progresa y se pierden las capacidades de articular pensamientos.

Cuando usted esté hablando con su ser querido, hable calmadamente, lento y con claridad en las palabras. Dado que los pacientes con demencia tienen dificultades con el procesamiento auditivo, es importante el contacto sensorial. Un simple gesto de tocar lentamente la mano de una persona es útil. Use una voz calmada y tranquilizadora.

Solamente una pregunta a la vez y dé al adulto mayor el tiempo suficiente para responder.
 

A mi mamá todo se le olvida… 

A mi mamá todo se le olvida… 

La pérdida de memoria es uno de los síntomas de demencia senil que suele ocurrir a una edad avanzada, entendiendo ésta a partir de los 60 años.

El envejecimiento supone uno de los factores de riesgo más significativos.

En la mayoría de los casos, la demencia es una enfermedad de carácter degenerativo y, por lo tanto, irreversible. Por ello, las funciones o capacidades que se pierdan no podrán volver a ser recuperadas por el paciente.

Puede ver afectado el comportamiento emocional o de la personalidad, el lenguaje, la memoria, la percepción y el pensamiento o juicio.

La demencia es una enfermedad que causa más que solo pérdida de memoria. Es una condición que afecta a la capacidad del adulto mayor para razonar y aprender.

Con el tiempo la demencia no solo toma los recuerdos de uno, sino que también altera su personalidad. Al relacionarse con ancianos que sufren de esta enfermedad dolorosa, la paciencia y una actitud positiva son imprescindibles para los cercanos, miembros de la familia y el cuidador. Tener un sentido del humor ayuda.

Tómese el tiempo para reírse de una determinada situación, pero nunca directamente en la persona afectada.

Previamente a presentarse la enfermedad, la persona sufre un deterioro cognitivo leve (DCL) que incluye la dificultad para realizar varias tareas a la vez, para resolver problemas o para tomar decisiones.

Además, dificulta el recuerdo de hechos o conversaciones recientes y la agilidad mental se ve disminuida.

A medida que el trastorno empeora, los síntomas se agravan también y también pueden aparecer: pérdida de habilidades sociales y cambios de personalidad, lo cual lleva a comportamientos inapropiados en público y, a veces, agresivos,
problemas a la hora de comunicarse, ya que el paciente presenta dificultad para recordar el nombre de objetos familiares.

A esto se une la pérdida del sentido de la orientación por lo que la persona puede perderse con asiduidad y no encontrar objetos, aumento de la dificultad para memorizar o realizar actividades que requieran pensar, el paciente pierde su capacidad de juicio y no es capaz de determinar la peligrosidad de sus acciones, se producen cambios en el patrón del sueño, lo que aumenta el riesgo de sufrir alucinaciones, delirios y es posible que este cuadro sintomático lleve a la depresión.

En los casos más graves, los pacientes con demencia ya no son capaces de realizar actividades básicas, tales como comer, bañarse o vestirse. Es posible que sean incapaces de reconocer a familiares cercanos o de entender el lenguaje.