Cuando se llega a la tercera edad la importancia de la presencia de la familia en fechas como el Día del Padre es vital para mantener y reforzar el vínculo, siendo en definitiva más importante la presencia que los regalos.
Los hijos adultos pueden convertirse en una fuente de apoyo para sus padres al llegar a la tercera edad y en una fecha como el Día del Padre es fundamental para el adulto mayor y para toda la familia celebrar un día especial como este para agradecer todo lo que ellos hicieron por nosotros en medios de sus dificultades e imperfecciones como seres humanos.
No debería hacerse por obligación, para saldar una supuesta deuda pendiente, debe hacerse como un acto de amor desinteresado para mantener y reforzar el vínculo familiar, que no debe verse afectado al vivir en una residencia geriátrica.
Es importante en estas fechas no caer en la trampa de la culpabilidad. Es fundamental que nuestros familiares sientan que tenemos contacto permanente. Aunque no necesiten vernos todos los días, podemos mantenernos en contacto diariamente gracias a una llamada o un mensaje. Si saben de nosotros, se sentirán más reconfortados y vivirán con menos preocupaciones.
Esto les dará seguridad, ya que sabrán que si necesitan algo pueden localizarnos. También ayuda a su salud mental saber que siguen siendo una parte importante en nuestras vidas. La regla elemental es ponerse en su lugar… Nada hará sentir mejor a la persona que contar con cariño y gente a su alrededor.
Tomar unas horas para compartir con nuestro ¨viejito¨ en el Día del Padre no debe hacerse por obligación sino como un privilegio de poder tener aún con nosotros una persona que siempre ha sido fundamental en el núcleo familiar. No hay regalo que sustituya la compañía y mucho menos en fechas como esta.
Permita que el amor, el perdón y la paz sean los valores que se compartan en familia es este día tan especial.