Ingresar a un padre o familiar cercano en una residencia es una decisión dolorosa que puede generar un fuerte sentimiento de culpa y tensiones en el núcleo familiar.
Puede haber opiniones distintas entre los familiares e incluso sentimientos encontrados dentro de una misma persona y, si finalmente se toma la decisión de trasladar al mayor a una residencia, es frecuente pensar que uno no ha hecho todo lo que estaba en su mano o que no ha actuado como debiera.
La cantidad de personas mayores ha ido incrementándose en el último siglo y, a diferencia de otras generaciones, la cantidad de hijos se redujo; así también la familia tiende a vivir más concentradamente en lo que se llama la familia nuclear (padres e hijos), no como antes, cuando convivían varias generaciones. Los cambios también son parte de una nueva forma de funcionamiento de la familia, como la mayor inclusión de la mujer en lo laboral y otro tipo de modificación en los lazos entre las generaciones. Todas estas variaciones hicieron que el cuidado de los mayores haya sido en buena medida delegado en instituciones específicas, entre ellas la residencia geriátrica.
Generalmente, el cuidador principal se siente en la obligación moral de llegar a las condiciones más extremas de cansancio y estrés o incluso llega a enfermar, antes de atreverse a plantear el tema ante la familia. En estos casos, a la culpa y la tristeza se suma la extenuación, que complica el proceso y amplifica las emociones.
Por eso es importante cuidar de los cuidadores y no permitir que lleguen a situaciones de desbordamiento que serán mucho más difíciles de gestionar. Prevenir es mejor que dejarse arrastrar por los acontecimientos.
En otras ocasiones, el ingreso se produce porque la persona a la que se atiende ha llegado a una situación que el cuidador no puede manejar, bien sea por la dificultad de los cuidados físicos o por la situación mental. Cuando se llega a este punto, surge la duda de si el familiar gozará de mejores atenciones en un centro especializado o si el cariño que recibe en casa suple las deficiencias en el cuidado.