El uso de residencias geriátricas es algo que se encuentra estigmatizado.

Aún cuesta hacer entender que no tener tiempo para hacernos cargo de ellos es algo normal, y que mandarlos a una residencia o a un centro de día no es deshacernos de ellos o desentendernos, sino proporcionarles unos cuidados mucho mejores de los que podríamos darles en casa.
Todos estos lugares permiten las visitas de los familiares e incluso tienen sus propias salas para ello, si fuera el caso de no contar con su propia habitación individual.

Pros

Supervisión. Las personas mayores reciben atención especializada en un centro para adultos mayores, porque allí cuentan con profesionales médicos, enfermeras y cuidadores.

Mejor dieta. Se les proporciona una comida adecuada. Esto se debe a que las personas mayores requieren algunos nutrientes y tipos de alimentos que a veces en las casas no puede proporcionar porque no todos los miembros de la familia puede comer. En los hogares de retiro, su alimentación será planificada por un dietista o un nutriólogo, responsables de garantizar la alimentación balanceada.

Un nutricionista se encarga de elaborar y planificar diariamente el menú más adecuado para la edad de los residentes, atendiendo en todo momento sus necesidades alimenticias.

Son supervisados permanentemente por personal cualificado. Las residencias cuentan con médicos, enfermeros, auxiliares y cuidadores, por lo que están siempre acompañados, algo que es imposible cuando viven solos en casa. Lo más importantes es que se sienten escuchados y cuidados, tanto por el personal como por sus compañeros residentes. ¿Qué mejor que tener cerca amigos con los que compartir aficiones? En una residencia tendrán la posibilidad de hacerlo.

La actividad recreativa es muy amplia en un centro de mayores. Uno de los grandes objetivos es la estimulación mental y el ejercicio, el cual es adaptado a las características físicas de cada persona. La libertad de movimiento es total, ya que es un lugar adaptado para todo tipo de dependencia. Pueden moverse por todas las zonas que deseen sin ningún tipo de restricción.

Contras

Lejos de casa. La mayoría de las familias no quieren que sus padres ancianos y familiares vivan lejos de ellos, especialmente cuando no tienen oportunidad de verlos todos los días debido a la ubicación. Cada persona tiene una reacción diferente ante un mismo suceso.

Por ello, para algunas personas mayores estar en una residencia merma su autoconfianza y pueden llegar a pensar que están ahí porque ya no son queridos por sus familiares. Su sensación es de ser una carga familiar. Todo ello deriva en depresiones que afectan a su salud. Para evitarlo, hay que hablar con ellos y explicarles los motivos por los que una residencia para mayores es la mejor opción.

Efecto emocional. Enviar a las personas mayores a una residencia geriátrica también puede dar la impresión de no quererlos o que son una carga para la familia. Esto puede llevar a sentimientos de depresión que a la larga afectan la salud y bienestar. Asegúrese de explicarle al adulto mayor las razones por las que lo está haciendo y que esté convencido de la idea.