Es un hecho que la población adulta mayor crece cada día más. Esta realidad conlleva repercusiones en el área médica, familiar y económica. Las residencias geriátricas u hogar de ancianos dan respuesta a ellas.

El cambio de concepto sobre los hogares para adultos mayores viene de un análisis objetivo de la realidad. La expectativa de vida ha aumentado en los últimos 50 años. Si antes se consideraba anciana a una persona de 60 años, hoy en día se encuentran personas de más de setenta años totalmente independientes, activas y vitales. Una mejor calidad de vida, los avances médicos y un mejor control sanitario hacen que la longevidad aumente año tras año.

Se sabe que el número de personas mayores de 65 años en el mundo se duplicará hasta 14% en los próximos 30 años, aumentando de 506 millones en la actualidad a 1.400 millones en 2040. Incluso, la tasa de personas mayores superará a la de niños menores de cinco años.

Las personas mayores consultan al médico un 60% más que el resto , se hospitalizan 1.6 veces más. Entre un 15% y 20% de camas están ocupadas por adultos mayores. Uno de cada dos pacientes en atención primaria son mayores. Los mayores de 75 años triplican el número de ingresos al resto de ciudadanos y los mayores de 85 años quintuplican la tasa de la población general.

A medida que pasan los años la casa de siempre deja de ser funcional para un adulto mayor. Los riesgos están por todos lados y es preferible evitar a tiempo un posible accidente que tener que asumir con el resultado de un descuido. De ahí la importancia de una residencia geriátrica u hogar de ancianos.

Compartir con personas de la misma edad, hacer lo que desean y tener pocas preocupaciones, motiva a los adultos para vivir en residencias para mayores.

Se olvidan de pagar servicios, impuestos, limpieza, lavado de ropa y tienen personas pendientes de su salud y alimentación. Nadie los obliga a nada, pero cuentan con todas las opciones para estar bien.

No hay que esperar a que llegue la enfermedad para decidirse por una residencia para adultos mayores. Cada vez son más las personas sanas y vitales que resuelven vivir en estos lugares con más tranquilidad.