Es difícil aceptar cuando nuestros padres ya no son lo que eran. Es en esta etapa, cuando la responsabilidad cambia de manos y ahora nos toca a nosotros cuidar de ellos. El Alzheimer es una de los padecimientos más comunes en esta edad. Una de cada 3 personas de 80 años y mayores tienen demencia – la más frecuente Alzheimer.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Cada vez son más frecuentes los diagnósticos de Alzheimer u otra demencia que se asocian a estos cambios y existe gran temor asociado a estas dos palabras.

El temor se da muchas veces por el desconocimiento de la diferencia entre los cambios normales de la edad y cambios que son señal de advertencia. Es importante que los síntomas se detecten a tiempo y el diagnóstico médico sea oportuno para que se programen tratamientos farmacológicos, cognitivos entre otros que puedan retrasar el deterioro metal de ciertos tipos de demencia entre ellas el Alzheimer.

La familia es un pilar fundamental en el bienestar de una persona que sufre problemas de memoria. El cuidado especializado de las personas mayores puede brindar una oportunidad para que su ser querido con enfermedad de Alzheimer reciba ayuda y actividades terapéuticas en un entorno grupal, como sucede en la residencia geriátrica Casa Israel.

No hay tratamiento curativo pero existen fármacos que mejoran el rendimiento de las funciones cognitivas (intelectuales superiores), corrigen los problemas emocionales y de conducta. El Alzheimer no se produce de un día para otro, hay un estadio intermedio llamado «deterioro cognitivo leve», es el momento ideal para diagnosticar y tratar antes de que debute totalmente Alzheimer.

Uno de los síntomas más reconocibles que podría ser señal de alerta es el aislamiento social de los adultos mayores, suele ocurrir 33 meses antes del diagnóstico.

Prematuramente también son identificables la depresión, paranoia y trastornos del ritmo del sueño. Mientras que, la agitación, alucinaciones y agresividad suelen manifestarse en promedio de uno a dos años después del diagnóstico.

Las etapas por las que pasa la persona mayor que sufre la enfermedad del Alzheimer es el olvido. En esta primera fase se empiezan a observar dificultades tales como pequeñas pérdidas de memoria sobre dónde están los objetos cotidianos o no recordar nombres de su círculo más estrecho.

En una segunda etapa de la enfermedad, se aprecia un pequeño deterioro cognitivo de la persona mayor. Una escasa retención en la comprensión lectora, dificultades para conseguir una concentración en las actividades del día a día y poca capacidad para recordar los nombres de personas nuevas de su entorno.

Es importante estar alerta a los primeros síntomas por el bien de nuestro ser amado para lograr ofrecerle la atención que se merece en esta etapa de su vida.